Fue en el 2000 cuando después de año y medio de estar como autónoma desarrollando mi proyecto empresarial, cuya andadura empezó en 1998, decidí formalizar la relación y constituir una sociedad que diera más rigor a aquel asunto que tenía entre manos y que muy pocos comprendían, entre ellos mi padre (al que nunca logré hacer entender, pese a mis intentos, a qué me dedicaba y qué era aquello que me abstraía sentada frente a un ordenador horas y horas) o algunos amigos, que se resistían a que un cambio estaba por venir y ya ni hablar de aquellos potenciales clientes, que no tenían ni idea de lo que les quería ofrecer.
Por aquel entonces Internet era una gran desconocida y al mismo tiempo una novedad, muchas eran las startups que nacían y otras tantas las que morían poco después, en gran parte debido a la escasa solidez de sus modelos de negocios, provocando posteriormente lo que sería la burbuja de las .com y una de las mayores crisis sufridas dentro del ámbito digital. No obstante no me achanté, seguí mi camino creyendo ( ya no lo creo, lo confirmo) que lo que estaba viviendo era una gran revolución, tan importante como la Industrial en el siglo XVIII, tenía, quería y deseaba formar parte de ella, haciendo que el haber rechazado, un poco antes de empezar mi andadura, lo que sería un puesto de trabajo atractivo, estable, relacionado con el sector y en el que podría haber estado posiblemente el resto de mi vida profesional, valiera la pena.
Todo lo que iba llegando, lo devoraba, me encantaba y me autoformaba, dado que era casi imposible encontrar cursos especializados por aquel entonces. Por supuesto mujeres dentro del sector éramos contadas con los dedos de una mano. Aunque jamás he sentido un techo de cristal, si debo reconocer, que aún deseo que en las mesas de ponencias hubiera una mayor equidad, ya que todavía hoy, es difícil de encontrar mujeres en ellas, aunque eso si, siempre he opinado que más que el género, debería de primar el talento y el esfuerzo.
Entre tanto, llegó mi primer trabajador o compañero de viaje, luego el segundo, y tercero, hasta que entre el 2004 y 2005 éramos un equipito de unas diez personas, ya había formado lo que empezaba a ser una empresa, con todo lo que mandan los cánones, ahora había que mantenerla y así fue establemente hasta el 2010, cierto que lo que aprendí esos años no fue solo latín, sino griego, hebreo y arameo ….. , daba giros de timón, aunque planificados, como cuando decidí externalizar el departamento de desarrollo y dedicarme realmente a lo que sabía hacer y en lo que pocas empresas eran especialistas, la consultoría empresarial en áreas relacionadas con internet y nuevas tecnologías, la estrategia, el marketing y la analítica digital, sin olvidar la formación, que impartía prácticamente desde que comencé en 1999, con cursos que aún a fecha de hoy los llamaría innovadores, como el de Creación de Empresas en Internet o Marketing Online, y por el que ya podría afirmar, han pasado miles de alumnos en estos veinte años, dentro y fuera de las islas y a todos los niveles, masters, universidades, organismos públicos a nivel insular, nacional e internacional.
Fueron años muy interesantes profesionalmente hablando, no obstante entre medias del nacimiento de las redes sociales, que supusieron un nuevo boom y el auge de los Community Managers, también empezaba a florecer la mayor de las crisis que se ha vivido en lo que llevamos del siglo XXI, en este caso producida, entre otras muchas cosas, por el mercado inmobiliario, esta fue arrasando con todo lo demás, de un día para otro dejó de sonar el teléfono, alguno de los clientes dejaron de pagar, se caían proyectos programados en la agenda y de repente «la nada». Decidí entonces, dar otra vuelta de timón y acogerme a eso que decían muchos, de que cualquier crisis es una oportunidad, pensé que la siguiente década tenía que dar más importancia a vivir y trabajar mejor y me reinventé, pues llevaba diez años dejándome la piel y trabajando tantas horas diarias como alcanzaba. En solitario esta vez, continué el camino, la prioridad iba a ser yo dentro de la empresa y así ha sido hasta ahora.
Y seguí, aquella crisis trajo nuevos proyectos de consultoría y formativos, ya que muchos de los que se habían quedado sin trabajo de la noche a la mañana, querían desarrollar sus ideas y probar suerte, sobre todo en el ámbito digital. Fueron tiempos de cursos tras cursos, todos a rebosar de personas con diferentes perfiles, gente brillante de todo tipo, que buscaba una salida a su situación o simplemente eran curiosos, entre ellos había arquitectos, periodistas, antiguos directivos, ingenieros, profesionales del turismo, inventores, apasionados de la arqueología, e incluso un payaso, al que hoy en día, no he dejado de admirar por su trabajo y trayectoria. A todos ellos siempre les recomendé, que aquello que emprendieran y en lo que invirtieran su dinero, en muchos casos proveniente de indemnizaciones por despidos, fuera en algo que les apasionara hacer y no me equivocaba, son los que hoy en día aún están activos y despiden ese amor por las cosas bien hechas.
Y así, aventura tras aventura, ha ido pasando el tiempo hasta llegar el día de hoy, en el que si me preguntarán cómo veo el panorama digital, diría que para mi gusto, igual que la sociedad actual, demasiado «fake» en todos los sentidos . Me cuesta creer que haya tantos «expertos» sin mucha trayectoria ni oficio, que por unos buenos euros ofrecen cursos y píldoras, que prometen que te van a solucionar la vida y que harán escalar tu negocio hasta las 7 cifras tras recibirlas. En ellos mayoritariamente se te cuenta lo bonito, te dicen QUÉ tienes que hacer, pero se cuidan mucho del CÓMO y por supuesto ni te mencionan que esto de montar un proyecto, hacerlo coger vida, tener los mínimos ingresos para obtener tu punto muerto, cubriendo los gastos que has tenido para ponerlo en marcha e ir caminando y conseguir hacerlo rentable, para vivir de ello los próximos X años, no es que sea duro, es lo siguiente. Claro está, que a su favor se podría decir, que todo ello está envuelto en un aroma de «buen marketing», no obstante la ética y la realidad es otra cosa. Lo que a muchos nos ha costado sudor y lágrimas, así como muchas experiencias, conocimientos, vivencias, queda reducido a la nada, y es esa chicha, la que creo que necesitas en el 95% de los casos y debes conocer para desenvolverte y sortear situaciones.
No sé qué será de mi, de mi empresa (Virtual Business Europa S.L) en los próximos 20 años, quizás con diez o quince más me sobren, lo que está claro es que seguiré estando rodeada de tecnología e intentando aplicarla al ámbito empresarial y al emprendimiento, seguiré ayudando y apoyando a gente, esa a la que le brilla la mirada, no a ver el lado pesimista de intentarlo, pero si a saber que es lo que tiene que hacer para ir con cabeza, además de con corazón. No hay mucho secreto en ello, mucho esfuerzo, dedicación además de muchas, muchas ganas de querer pasar el resto de tu vida haciéndolo.
Para terminar, agradecer a todos aquellos que me han ayudado en el camino para llegar hasta aquí y gracias también a los que me lo hicieron difícil, ya que ello incrementaba mis ganas de seguir adelante, sabía y sé que está en tu mano y no en las de nadie, hacer lo que te propongas.